las40.es

Confieso que en mis más de cuarenta años como jugador de mus nunca había mostrado el más mínimo interés por el juego telemático, bien fuese por ordenador, tableta o teléfono móvil. El tacto directo con el naipe, la comunicación verbal y visual con el compañero, el control de las señas, los comentarios y las reacciones de los contrarios dotan al juego presencial de matices y variables que el juego on-line de ninguna manera puede ofertar.

En alguna ocasión, como profesor de la escuela de mus, decidí acompañar la explicación de algunos conceptos musísticos con la práctica de algún sencillo juego por ordenador (Mus 2000…) pero más como ejercicio alternativo de divertimiento que como elemento didáctico útil y revelador.

Y en esto llegó el señor COVID… que nos sometió a un confinamiento casi absoluto y dejó en la vida de muchos de nosotros horas y horas de asueto no deseado que era preciso llenar de alguna manera para no dejarnos devorar por el hastío y la indolencia del sofá y el televisor.

La privación del tapete físico nos hizo volver la mirada a aquel tapete virtual que hasta entonces habíamos ninguneado sin piedad y así, como quien no quiere la cosa, comenzamos a probar diferentes aplicaciones de juego on-line…  Aquí voy a referirme exclusivamente a “mus las40.es”, que es la que atrajo mayormente mi atención.

Dicen los que saben que “a falta de pan, buenas son tortas”, y esta variante del juego del mus cumplió esa función sucedánea, balsámica y reparadora para sobrellevar las horas muertas de la pandemia.   Aparte de los beneficios de carácter lúdico aquí señalados, habría que destacar la gratuidad de la aplicación – lastrada apenas por unos breves insertos publicitarios- y la implicación de cerca de 10.000 jugadores a título individual y 550 parejas “estables” que participan en torneos convocados regularmente cada dos semanas, conformando un ranking que va variando en función de los resultados obtenidos.

En cuanto a los aspectos a mejorar en esta aplicación, señalaré aquí unos cuantos:

  • La nula atención de los responsables de la administración a los comentarios realizados, previa identificación y por medio del correo electrónico indicado por la organización para cualquier sugerencia. Personalmente, he recibido siempre la callada por respuesta.
  • Algunos fallos en la aplicación: en ocasiones el sistema no permite envidar, ordaguear o revocar al juego o al punto en momentos cruciales en los que se resuelve un juego o, incluso, la partida.
  • Ininteligible sistema de puntuación para el ránking ELO, especialmente  cuando se asciende hasta los puestos de privilegio de la clasificación: la victoria suma entre 0,1 y 0,5 décimas y la derrota penaliza con más de cinco puntos, pero nunca la misma cantidad, independientemente del potencial de los jugadores a los que uno se enfrente: contrastados muslaris  o anárquicos bots que pueblan las 30 primeras mesas guiándose en ocasiones por criterios absurdos y contrarios al sentido del mus (no querer algunas veces con 31 siendo mano, por ejemplo…).
  • Decir, por otra parte, que dicha puntuación resulta frustrante (se necesita ganar 13 o 14 partidas para recuperar lo perdido con una sola derrota…) y al mismo tiempo desmotivadora para el jugador que simplemente aspira a mejorar su clasificación por el mero hecho de mejorar, aunque sólo el jugador/a sea conocedor de la misma, pues generalmente se juega con seudónimo o nombre de usuario secreto.

No deseo profundizar en algún otro aspecto ajeno a la aplicación, como por ejemplo determinados comentarios (políticos, sexistas, etc.) vertidos en el chat por personas que deberían buscar otros foros para dar rienda suelta a su mala educación y a su espíritu claramente antagónico de lo que debe representar nuestro querido juego de cartas.

Algunos grupos de amigos se organizan para jugar entre ellos y se reservan el uso de una o más mesas, lo cual me parece perfecto; pero cuando alguien entra a jugar de modo individual, a veces se lleva la sorpresa de tener como compañero/a  a un novato/a o bien a una persona que no juega al nivel esperado, lo cual puede provocar algún que otro cabreo momentáneo que no debería durar más que lo que tarde en empezar la siguiente partida.

En fin, concluyo diciendo que entiendo a aquellos que aseguran no querer saber nada de esta modalidad de mus telemática, pero, en mi modesta opinión, me inclino por valorar los aspectos positivos de lo que es un simple juego de entretenimiento, a la espera de recuperar una normalidad que nos permita mirarnos a la cara y sentarnos a la mesa en torno a un tapete.